ENTREVISTA A GASPAR ANABITARTE CANO, SECRETARIO GENERAL DE UGAM-COAG “Hay que buscar la incorporación de nuevos activos al sector agrario”
“Es un objetivo primordial conseguir que la
economía de UGAM dependa lo más posible
de los socios y del propio trabajo de la organización
y su capacidad de servirnos a todos
dependerá de su poder y fuerza económica”
“Los ganaderos debemos buscar nuestra
independencia para tomar nuestras
decisiones y no quedar atrapados en toda
una red de costes y ventas”
FICHA TÉCNICA:
Edad: 58 años
Procedencia de la
explotación: Udalla
(Ampuero).
Tipo de explotación:
vacuno de leche
ecológica.
Has conseguido el respaldo de los
socios de la organización ¿Qué
sentiste al ser reelegido como
secretario general de UGAM-COAG?
Lo primero, fue una gran relajación porque
era el momento cumbre de 4 años de tensión
y muchas dificultades. Habíamos hecho
cambios muy fuertes y a veces duros y teníamos
la duda de cómo iban a responder los
socios. Que finalmente lo hayan aceptado,
nos produce una gran satisfacción porque
los socios refrendan un trabajo que creemos
que era necesario.
Todo esto no hubiera sido posible sin el
apoyo de los compañeros de la ejecutiva,
del consejo y los trabajadores, que en
momentos de mucha dificultad fueron
capaces de “empujar el carro”, y de
Alejandro Mazorra, que sabiendo la responsabilidad
que podía echarse encima,
dio el apoyo a los pasos que teníamos que
dar.
Tienes ya una larga experiencia dentro
del sector…
Efectivamente, comencé en la explotación
en el año 81. Compre mis primeras novillas
en el año 80 y desde entonces hasta hoy, ha
sido mi único trabajo. He detenido la suerte
de estar en los momentos más intensos e
importantes del desarrollo de la ganadería
de Cantabria. Formé parte de la Asociación
Frisona (ANFE). Al poco tiempo, entré en la
junta directiva de la Cooperativa Valles
Unidos del Asón, donde ejercí distintos cargos
durante más de 25 años.
Posteriormente, en el año 90, UGAM me
requirió para formar parte del Laboratorio
Interprofesional Lechero de Cantabria,
donde durante muchos años estuve en la
junta directiva. En aquel tiempo, también
entré en la junta directiva de UGAMCOAG.
Viví la entrada de España en la
Comunidad Económica Europea, la aparición
de las cuotas lácteas, la formación de
los primeros grupos de la leche, las enormes
movilizaciones que se dieron en Cantabria
por la durísima bajada en los precios de la
leche que nos impuso la industria en el año
89. Desde mediados de los 90 fui responsable
del sector lácteo de COAG, lo que me ha
permitido, además de estar dentro de la
propia COAG, vivir momentos fundamentales
como responsable del sector lácteo
español, tanto en la creación de la
Interprofesional Láctea Española, de la que
fui presidente, como muchas de las negociaciones
y momentos claves en el sector.
Finalmente, en el año 2010, tuve el honor
de ser elegido por los socios de UGAM para
sustituir a Alejandro Mazorra, quien fue el
verdadero artífice del levantamiento del
sindicato.
Una vez UGAM ya había crecido, a mí me
tocó ponerlo en orden y colocarlo en una
buena situación para los años venideros.
Desde tu punto de vista, ¿cuáles son
las claves que se deben trabajar en la
organización?
Los cambios en el sector están siendo muy
importantes. Hemos pasado de una situación
en la que el sector ganadero tenía una
importancia social enorme, con un gran
número de ganaderos a una situación en la
cual las fuerzas están más mermadas porque
hay menos activos. Entonces tuvimos
que saber adaptarnos a los nuevos momentos
y saber aquilatar las fuerzas para
defender los intereses de los ganaderos. En
estos momentos, para los próximos 4 años
va a haber un cambio fundamental dentro
de Cantabria y de la organización, que va
a ser los servicios de asesoramiento. Si lo
construimos como nosotros queremos,
puede ser indispensable para los ganaderos
y para todo el sector. Ese sería el eje bajo el
que circularía toda la estructura de UGAM.
Más allá de los servicios de asesoramiento,
nosotros seguiremos atendiendo nuestros
servicios jurídicos. También el área de seguros,
que es fundamental para que las explotaciones
puedan tener una seguridad, las
declaraciones de la PAC, la revista, que
también sigue siendo el elemento de comunicación
entre los socios de UGAM y que
tenemos que extender a todos los ganaderos.
Por otro lado, la formación también es
muy importante dentro de un sector que
por desgracia no ha sido muy formado y en
estos tiempos es vital estar al día en todas
las novedades.
También tenemos proyectos de colaboración
con otros organismos. Hemos presentado
un proyecto junto a la Universidad de
Cantabria y la Mancomunidad del Saja
para las quemas de pastos dirigido a los
ganaderos y también tenemos otros proyectos
que debemos ir dando forma para
dar un mayor servicio a los socios y todo el
sector.
¿Cómo ves UGAM y sus servicios técnicos
en estos momentos?
Durante la época de Alejandro, como consecuencia
del gran crecimiento que experimentó
la organización y además en tiempos
que la economía del país iba muy bien,
seguramente nos movimos con mucha
generosidad económica, creciendo de
forma desordenada y con unos cimientos
poco sólidos. En estos momentos de crisis nos
hemos tenido que adaptar a las nuevas circunstancias
y hacer un enorme ajuste en los
gastos.
Hecho todo esto, el equipo está totalmente
consolidado. Todos los trabajadores son
imprescindibles en estos momentos y vamos
a luchar para que nuestra estructura económica
nos permita mantenerlo. En estos
momentos, estamos en una posición en que
se pueden afrontar los retos del futuro, fundamentalmente
la PAC y lo que venga
ocurriendo más adelante. Es un objetivo
primordial conseguir que la economía de
UGAM dependa lo más posible de los socios
y del propio trabajo de la organización y su
capacidad de servirnos a todos dependerá
de su poder y fuerza económica.
En lo que se refiere al sector lácteo,
¿cómo valoras el acuerdo entre los
consejeros de Ganadería de la Cornisa
Cantábrica para acordar puntos en
común?
Nos ha parecido muy positivo. La primera
encomienda que tuve cuando me hice
cargo del sector lácteo de COAG fue un
acuerdo entre las consejerías de la Cornisa
Cantábrica. De hecho, conseguimos reunir a
las consejerías del País Vasco, Asturias,
Cantabria y a COAG en una reunión que se
celebró en Cantabria cuando todavía era
consejero José Gancedo. Lo intentamos,
pero en esos momentos había mucha dificultad
en que Galicia se incorporase. El
hecho de que la consejera haya conseguido
atraer a Galicia ha sido muy positivo, ya
que es un elemento clave dentro del sector.
Dentro de unos meses, van a desaparecer
las cuotas y por lo tanto habrá un cambio
gigantesco. No sabemos lo que va a pasar,
aunque no es muy difícil hacer previsiones.
La más clara es que va a haber un incremento
de la producción en toda Europa y
esto ineludiblemente provocará la bajada
de los precios al productor, entonces debemos
colocarnos bajo abrigo.
El acuerdo que ha hecho la consejería para
poder ajustar bien los contratos, el Paquete
Lácteo, controlar la venta a pérdidas por
parte de la distribución para que ese hándicap
de malos precios que tenemos los
ganaderos españoles se supere y tengamos
precios como los del resto de Europa son los
elementos con los que hay que ayudarse de
cara a la desaparición de las cuotas. Los
costes de producción es imprescindible ir
reduciéndolos dentro de lo posible. Hay que
buscar sistemas de producción y modelos
que eviten el incremento de los costes. En
cualquier caso, los ganaderos debemos buscar
nuestra independencia para tomar
nuestras decisiones y no quedar atrapados
en toda una red de costes y ventas.
¿Cómo valoras la situación del sector
de carne en Cantabria?
El sector de vacuno de carne en España y
toda la Unión Europea se tuvo que someter
a las ayudas y hoy día por desgracia los
ganaderos tienen que pensar más en las
ayudas de la PAC que en el propio negocio.
En cualquier caso, los precios tienen que
seguir siendo la base principal para poder
liberarse de la servidumbre de las ayudas y
el cebo debiera basarse en un modelo territorial
porque tendría costes de producción
más bajos y sería más rentable. El sistema
de cebaderos y tipos de canal impuestos en
el sector cárnico en España dificultan este
modelo pero es en la calidad donde
nosotros nos podemos defender mejor. Ese
es el modelo que tenemos que buscar, calidades
que tienen mejores precios y no cantidades.
En cuanto a la Ley de la Cadena
Alimentaria, ¿cómo valoras las actuaciones
que se están llevando a cabo
desde el Gobierno?
Si se lleva a efecto y tenemos razones para
pensar que sí, va a ser determinante en
España. Es un giro total de cómo se estaba
comercializando hasta ahora nuestros productos
porque obliga a hacer contratos, a
señalar unas calidades, cantidades y lo que
es más importante, unos precios. En estos
momentos, hay muchas incógnitas, por
ejemplo, con la carne o en las ferias y todo
esto tardará en construirse una o dos décadas,
pero al final de todo el período, el
campo tendrá otra forma de gestionar el
precio de lo que producimos. Es necesario
que se lleve adelante porque los sistemas
tradicionales han sido superados por el
comercio, sobre todo por la gran distribución
que nos impone unos precios que nos
permitan defendernos. Por lo tanto, la Ley
de la Cadena Agroalimentaria es uno de los
retos más importantes para los próximos
años.
¿Cuáles son las principales peticiones
que traslada UGAM-COAG a la consejería
de Ganadería?
En primer lugar, entendemos que debiera
haber más relación entre la consejería y las
Organizaciones Agrarias Representativas.
Las relaciones en estos años han sido débiles,
probablemente porque había poca
experiencia política.
Desde UGAM creemos que un tema clave y
que entendemos que no se está trabajando
seguramente por su dificultad, es la gestión
de los comunales. El 70% de la superficie
que declaran los ganaderos de Cantabria es
comunal y la gestión por parte de muchas
juntas vecinales y los ayuntamientos deja
mucho que desear. Las quemas y desbroces
están mal realizadas y no se está generando
una recuperación masiva de los terrenos
como se debiera, salvo excepciones.
La gestión de los montes también es fundamental
porque forman un entramado para
la ganadería, sobre todo en las zonas altas.
Respecto al sector lácteo, nos parece muy
positivo, lo que está haciendo la consejería
contra la venta a pérdidas y el control de
las industrias en los contratos lácteos.
Por otro lado, echamos en falta un debate
sobre el modelo de producción y sobre el
tipo de ganadero que se debe defender de
cara al futuro, ya que se está defendiendo
un modelo intensivo y con unos costes de
producción enormes.
El sector de la carne depende demasiado
de las ayudas y no hay un proyecto clave y
coherente para este sector.
Finalmente, se debe generar por parte de
la consejería una dinámica en defensa de
los nuevos sectores, que son minoritarios,
pero pueden tener una gran proyección de
futuro, sobre todo porque son a los que
están accediendo nuevos productores jóvenes
y con interés en la producción agraria.
En este sentido, hay que trabajar más para
darles cabida con mejores oportunidades.
Por lo tanto, no sólo se debe apoyar el relevo
generacional, sino también la incorporación
de nuevos activos al sector agrario.
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